Base y estructura
El primer paso para realizar un diorama es dotarlo de una base sobre la que se creará la escena. Esta base suele realizarse en madera maciza o contrachapada, ya que es un material resistente, estable y ligero.
Para recortar la base se utiliza una segueta o sierra de pelo, que permite hacer cortes irregulares y curvos.
A continuación hay que componer los diferentes volúmenes sobre los que se creará la escena. Si se trata de pequeñas irregularidades y texturas de una superficie plana, bastará con utilizar masillas y pastas de modelar. Pero si lo que se desea es crear un paisaje escarpado y con grandes desniveles, es preferible utilizar un material de relleno estable, ya que las grandes cantidades de masilla tienden a agrietarse y tardan mucho en secar.
Hay materiales como corcho, resina, porexpán, fibra de vidrio... que sirven como soportes para modelar volúmenes.
En este ejemplo se utiliza el corcho, ya que es fácil de cortar, estable y ligero. Para recortar las piezas con las que se rellenarán los niveles del diorama, se utiliza la segueta.
El serrín del corte se guardará, ya que puede usarse para crear texturas.
Cuando se hayan recortado las piezas de la estructura, se pegan sobre la base con adhesivo de contacto.
Imprimación y masilla
Una vez pegadas las piezas de la estructura se pasará a recubrirlas con pasta o masilla antes de modelar las superficies.
Para esta operación se pueden utilizar diferentes materiales, como resinas, pasta de papel (papel maché) o escayola, pero la opción más práctica son las masillas celulósicas de secado lento, muy modelables y limpias.
Para mejorar la adherencia de la masilla debe impregnarse las superficies a enmasillar con cola blanca.
Una vez aplicada la cola con un pincel y cuando aún esté húmeda, se irá cubriendo la superficie con pegotes de masilla, presionando con los dedos para que quede compacta y bien adherida.
Modelado, texturas e incrustaciones
Una vez compactada la masilla, se inicia el proceso de modelado para reproducir las texturas y relieves de la superficie que se desea imitar.
Se pueden utilizar diferentes herramientas, pero son especialmente útiles los palillos de modelar.
Este proceso se llama texturización, y deberá hacerse cuando la masilla se encuentre todavía húmeda.
Tras modelar las superficies, se pueden incorporar elementos naturales como arena o piedras, que se incrustan en la masilla húmeda después de impregnarla con cola blanca para mejorar su adherencia.
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