jueves, 11 de abril de 2013

EL COLOR Y LAS MEZCLAS

El color es una sensación relativa. Una sábana es negra por la noche, y un paraguas negro, al ser iluminado con un foco potente, se ve blanco.
De igual modo, el color de una tela cambia según la intensidad de la luz, las veces que haya sido lavada, la partida con la que fue confeccionada, etc. No hay que preocuparse por ello.

Para pintar bien primero hay que aprender a mezclar colores, y esto implica un conocimiento del círculo cromático o carta de colores.




Este círculo parte de la base que hay tres colores que no se pueden hacer mezclando otros: amarillo, magenta y cian. Estos son los colores primarios, y todos los demás se pueden obtener mezclando esto tres colores.
Los colores primarios forman los segmentos centrales del círculo, y cada uno de los colores del segundo círculo, llamados secundarios, se forman mezclando dos de los primarios.
Con cian y amarillo se consigue el verde; con magenta y cian el morado; y con magenta y amarillo el naranja.
En el tercer círculo están los colores terciarios, que se consiguen mezclando los colores primarios con los colores secundarios, en mayor o menor proporción, consiguiendo así una gama de rojos, azules, verdes, amarillos, marrones, violáceos, etc.

Según esta carta de colores, basta con tener los tres primarios para poder obtener cualquier otro. En realidad se necesitan otros dos más: el negro y el blanco. Al hacer las mezclas, consideraremos el negro como si fuera azul o marrón muy oscuros, y el blanco como un decolorante o simplemente para aclarar.

Rojo y negro.
Estos dos colores son algo más delicados si queremos aclararlos.

Con ellos aplicaremos pocos claros y mezclados con pequeñas proporciones de blanco, o el color tendrá a volverse rosado o gris.

Para dar sombras sobre rojo emplearemos el color carmín. En las zonas más oscuras se puede mezclar con una pizca de verde.

Para aclarar el negro usaremos muy poco de blanco y otro poco de color sepia. Si el acabado negro debe ser brillante (como el cuero, por ejemplo) puede aclararse con mayor libertad empleando gris azulado e incluso pequeños toques de blanco y azul oscuro puros.

La gama de colores que se pueden conseguir utilizando estos cinco es enorme. Y para comprobarlo nada mejor que practicar mezclando algunos colores:



Al preparar colores terciarios normalmente no surgen problemas, pero en ocasiones es difícil mezclar algunos de los secundarios, en especial púrpuras y violetas. Esto ocurre porque los colores que se compran casi nunca son realmente colores primarios. No es probable que los púrpuras se necesiten a menudo, pero en su caso es mejor comprarlo.
Además de ahorrar algo de dinero al no tener que comprar un bote o tubo de cada color que se necesita, el saber cómo mezclar los colores puede resolver los problemas que surgen al empezar a pintar.
Por ejemplo, si un color se vuelve verde al mezclar los colores, seguramente será debido a una mezcla accidental de azul, negro y amarillo, que se puede compensar preparando una nueva mezcla.
Complementarios.
Los colores secundarios son a su vez los complementarios respecto del primario que no interviene en su elaboración. Así, el naranja es complementario del cian; el verde del magenta; el morado del amarillo.

El contraste entre complementarios es muy fuerte, se refuerzan uno al otro cuando aparecen juntos. Cuando se quiera oscurecer un color, en lugar de mezclarlo con el negro lo haremos con su complementario. El negro da mezclas muy sucias con colores puros.

Al mezclar los colores tampoco hay que preocuparse de limpiar el pincel cada vez que se moja en un color diferente. La cantidad de pintura de otro color que deja el pincel es mínima comparada con la del frasco, y la pintura de éste se habrá consumido mucho antes de que pueda verse afectada.

Es imprescindible tener algún tipo de paleta que sirva para mezclar las pinturas y controlar su consistencia.

Por lo que respecta al disolvente, verteremos en un recipiente pequeño la cantidad que se necesite en el momento, que se tirará al acabar de pintar. Esto lo mantendrá limpio en su envase original y asegura que el disolvente que se utilice en cada sesión no se evapore. No hay que preocuparse si el disolvente adquiere algo de color, pues no afectará a la pintura.

miércoles, 10 de abril de 2013

PEANA PARA UNA FIGURA

En esta serie de artículos vamos a mostrar cómo preparar una peana para una figura con un ejemplo paso a paso.

Para ello hemos escogido la figura montada y pintada en la serie de artículos
Ejemplo paso a paso. Montar una figura.

Al escoger la ya habremos concretado el entorno de la figura: cuándo y dónde la situamos.

Antes de realizar la base, incluso antes de empezar a pintar la figura, habremos buscado el contexto histórico donde se situará la figura.

DEFINIR EL ENTORNO

En este caso la figura se sitúa en los primeros años de La Segunda Guerra Mundial, puesto que el uniforme que viste es el uniforme de servicio de los oficiales (de junio de 1941 a febrero de 1943), que comprendía:
  • gorra de servicio de visera de oficiales (M1935)
  • chaqueta de campaña con cinco botones y cuello verde oscuro (M1935)
  • cinturón de cuero marrón (M1934)
  • pantalones de oficial y botas altas de cuero negro
  • pistola estándar y pistolera
* Debería de estar situada en Rusia, puesto que el oficial lleva un fusil PPSH-41 (de origen ruso). Las tropas alemanas preferían estas armas a las suyas porque en temperaturas gélidas como las rusas eran más fiables.
* Deben ser finales de otoño o principios de invierno, puesto que no se notan otras ropas para abrigarse y lleva el abrigo abierto, por lo que el frío debe ser soportable (seguro que en pleno invierno en Rusia no se podría ir tan fresquito).
* Debe ser antes de la derrota de Stalingrado (entre finales de 1942 y principios de 1943) por la postura orgullosa y vencedora que se denota en la figura, ya que a partir de esta derrota el ejército alemán comenzó a batirse en retirada en el frente ruso hasta el final de la guerra.

Así pues, situaremos a nuestro oficial alemán en el frente ruso, entre junio de 1941 y febrero de 1943, otoño y antes de la derrota de Stalingrado; por lo tanto debe ser otoño de 1941 (el mes de octubre, por ejemplo).

En esas fechas los alemanes atacaban Rusia por tres frentes (Norte, Centro y Sur), así que escoger uno u otro es indiferente (en este caso en el Norte, en Leningrado).
A partir de aquí buscaremos una unidad que luchara en el Grupo de Ejércitos Norte en el  otoño de 1941 en Rusia: una de ellas fue la División de Infantería número 1.

El terreno sobre el que va a estar nuestra figura es tierra cubierta de hojarasca, que podría perfectamente encontrarse en un bosque en otoño. No podemos situar a nuestra figura en un pedestal con arena porque, aunque cabe la posibilidad de que pudiera estar andando sobre una zona arenosa, el abrigo que lleva puesto nos indica que lo más probable es que esté andando en una zona donde hace frío, a finales de otoño o principios de invierno (al llevar el abrigo abierto).

Normalmente la misma caja que trae la figura ya nos puede facilitar información para poder situarla. Con el tiempo, después de haber hecho unas cuantas, sabremos situarlas nosotros mismos.

Buscar información...
Cualquier composición de uniformes se puede encontrar en libros especializados, o más fácilmente en internet.

LA BASE

Para ello, lo primero que haremos es cubrir todos los bordes de la peana con cinta de pintor, de tal manera que sólo quede libre el rectángulo superior.

Verteremos sobre esta superficie cola para madera y la esparciremos hasta cubrir toda la superficie. Antes de que seque cubriremos toda la base con pasta para modelar.
Pondremos dos porciones de pasta extra en el lugar donde van a ir los pies de la figura, y antes de que se seque dejaremos marcadas sus huellas.
Una vez seca la pasta pintaremos sobre ella utilizando un color tierra. Dejaremos secar la pintura por lo menos 24 horas.

EL SUELO

Para imitar la hojarasca otoñal lo único que hay que hacer es coger flores y hojas secas de distintos colores.

Con una batidora de cocina o cualquier método similar, se trituran esas flores y hojas hasta que se quedan en pequeños trocitos: ya tenemos la hojarasca.
Con un pincel aplicaremos, sobre la superficie ya pintada, cola un poco diluida en agua. Cogiendo puñados de hojarasca se espolvorea sobre la cola.

Para que la mezcla quede bien pegada a la base, una vez espolvoreada volveremos a dar una capa de cola, esta vez muy diluida en agua, sobre toda la hojarasca, y dejaremos secar bien. Así las hojas quedaran totalmente pegadas a la base de una forma muy natural.

UN RÓTULO

Un rótulo es un complemento ideal a una peana para una figura. La pintura y el terreno le dan vida, personalidad, sitúan a la figura en un contexto con el que debe de encajar.

El rótulo, que pegaremos con cuidado en el pedestal, va a situar históricamente a la figura, y eso también es importante. Un precioso y arduo trabajo puede quedar desmerecido si nos equivocamos al situarlo.

En este rótulo figuran el rango militar, el símbolo y el nombre de la unidad en que sirve, una zona geográfica concreta y una fecha.

CONSTRUIR UN PAISAJE: Fase de pintura

Una vez modelada y seca la estructura, se deberán pintar y decorar los elementos que intervienen en el paisaje o la escena. Para crear efectos de iluminación y resaltar volúmenes y detalles, se utilizarán mezclas de pinturas superpuestas. El último paso será incorporar las figuras y el resto de los elementos que intervienen en la escena.

Imprimación y colores base

En esta fase se cubrirán todos los elementos (masilla, base y materiales incrustados) con pintura sin diluir, que además de imprimar las superficies, servirá como base para crear las diferentes tonalidades del paisaje o la escena.
Normalmente se emplean pinturas acrílicas, que se aplican con un pincel grueso para cubrir de forma minuciosa toda la superficie.
 Para la primera capa de imprimación se utiliza pintura sin diluir con la que se deberán colorear los diferentes elementos del diorama.

Aplicar los colores

Una vez seca la capa de imprimación, se irán aplicando manos sucesivas y traslúcidas de color que servirán para delimitar todos los elementos y crear las diferentes tonalidades del paisaje o la escena.

Aunque se pueden usar otras pinturas, lo habitual es utilizar pintura acrílica muy aguada (lavados), de forma que las capas sucesivas de color se superpongan hasta conseguir tonalidades semejantes al modelo que se desea imitar.
En esta fase es importante obtener una coloración lo más realista posible de los diferentes elementos naturales o artificiales que componen la escena. La cantidad y el tipo de iluminación también influyen en la elección de las tonalidades.

Efectos de iluminación


A la hora de iluminar un diorama se deberá decidir la situación del punto de luz (cenital o lateral) e incluso su naturaleza (natural o artificial).

La iluminación se consigue oscureciendo las zonas en las que se desee un efecto de penumbra y aclarando aquéllas en las que se quiera imitar el reflejo de los rayos de luz.

Por tanto, este proceso constará de dos fases: en la primera se oscurecerán las zonas hundidas o en penumbra, utilizando pinturas acrílicas en tonos más oscuros para hacer degradados a base de lavados de color. Una vez seco, se pasará a aclarar las zonas que reciban la luz directa, para lo que se suelen utilizar pinturas al óleo que, además, servirán para reproducir brillos y texturas.

EFECTOS DECORATIVOS

Una vez pintado el diorama, se pueden utilizar algunos materiales y productos para obtener diferentes efectos decorativos.
 

Así, por ejemplo, para reproducir el brillo y las transparencias del agua se suelen utilizar barnices transparentes, en caso de lechos poco profundos; o resinas, para rellenar lagos o cauces con mucha agua.
Para imitar texturas se pueden emplear óleos sin diluir, que podrán ser trabajados con el fin de simular efectos de tejidos, piel, etcétera. Los brillos y efectos metalizados se obtienen con esmaltes y pinturas de estas características.
También se pueden incorporar elementos artificiales o naturales, como algas o vegetales secos, para reproducir la vegetación y los diferentes recubrimientos de la escena representada. Para fijarlos a la maqueta se utilizan normalmente pegamento de contacto.

Una vez fijados todos los elementos conviene retocarlos con pinturas acrílicas para unificar sus tonalidades e iluminación.
Es importante que todos los elementos mantengan la escala del diorama y se integren por completo en éste. Por ello, una vez pegados o incorporados al conjunto, será necesario retocarlos o pintarlos para homogeneizar la iluminación e integrarlos en las tonalidades de la escena.
También se pueden incorporar personajes, objetos y vehículos. En muchos casos, será necesario retocarlos o manipularlos para conseguir efectos de movimiento o de mayor realismo.
Aquí tenemos el paisaje completamente terminado tras añadir algunos detalles. 


ÁRBOLES

Muchos elementos naturales estables pueden ser utilizados directamente en la decoración de dioramas y maquetas, y como base para elaborar piezas decorativas más complejas.

Así, por ejemplo, para crear elementos vegetales o de arbolado, se pueden combinar plantas secas, que servirán de estructura, con fibras artificiales, que se utilizarán para reproducir el follaje.

Para realizar árboles a escalas pequeñas hay que utilizar ramas secas de arbustos cuya estructura sea semejante a la del árbol que se desea imitar.

Así, para recrear un ciprés, se pueden utilizar ramas de brezo secas, de forma alargada y ramificada, fibra vegetal artificial y adhesivo de contacto.

Primero aplicaremos pequeñas cantidades de adhesivo de contacto en una raíz o en las ramas de un arbusto seco.
A continuación pegaremos puñaditos de fibra vegetal en las zonas impregnadas con el adhesivo para imitar el follaje del ciprés.